CARTA DE AMOR

A ti, mi mayor debilidad.

Mira para abajo nervioso, toquetea la bolsa de chuches y camina solito hasta que se le pasa la vergüenza. Entonces sonríe (y yo con él). Dice que sí, que me quiere.

A ti que eres mis ganas de volver, a ti que siempre sacas lo mejor de mí, que con tu corta edad me enseñas tanto cada día, a ti, mi suerte más preciada, mi consentido. A ti que eres el mejor regalo que un hermano pueda hacer; GRACIAS, gracias por dejar que forme parte de tu infancia, gracias por enseñarme a valorar lo que realmente importa, gracias por hacerme sonreír con tanta facilidad, nadie excepto tu había conseguido que me ría a carcajadas incluso en los días grises, por hacer que  saque la faceta infantil 20 años después. Gracias por las notas de voz eternas, los “mil te echo de menos" por Whatsapp.
La nostalgia de un día sin tu risa, el añoro de cada una de tus carcajadas, el recuerdo de cada una de las mil maneras que tienes de sorprenderme cada día con tus primeras veces. La primera vez que escuché como me llamabas “tita” sentí que no había nada más bonito en la vida, que tú sabías darme todo lo que antes había buscado. Llegaste como un regalo y ahora eres mi tesoro más preciado.
La distancia es tener días en los que deseas teletransportarte, incluso más que cuando eras pequeña.


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