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Esta semana he decidido escribir acerca de lo ocurrido el 27 de Febrero en Níjar, Almería.
Gabriel Cruz, un niño de tan sólo 8 años desapareció ese mismo día cuando se dirigía desde la casa de su abuela a la de su primo, tratándose de un camino de unos escasos 100 metros y que el menor ya había recorrido repetidas veces. Los padres de Gabriel no se percataron de su ausencia hasta pasadas tres horas de la desaparición. Desde ese mismo momento las redes sociales se vuelcan para la búsqueda del pequeño, miles de voluntarios empiezan las expediciones, todo para que Gabriel pudiera volver con vida a su casa junto a sus padres. Almería y alrededores se impregnaban de la sonrisa del pequeño, que sonreía desde los miles de carteles y pasquines que instaban la búsqueda o noticia de su paradero.
Este domingo, después de 12 días de lucha incansable, su cadáver apareció en el maletero del coche de la actual pareja de su padre, Ana Julia Quezada. Quien desde un primer momento se mostró desolada y afligida, cuánta sangre fría por favor.
Ana Julia acudía a los múltiples rastreos con la camiseta del pequeño, intentando aparentar que ella no estaba detrás de todo esto, que ella no tenía nada que ver,  ¿qué pensaría sabiendo que era ella la responsable de la movilización de cientos de personas? ¿Qué pensaría sabiendo que todo eso estaba pasando porque ella le había arrebatado la infancia, la adolescencia y una vida entera a alguien que no tenía culpa de nada, a alguien que sólo quería nadar entre peces con una sonrisa de oreja a oreja?
¿Tenía derecho ella a acabar así con la esperanza y la ilusión de un cuerpo indefenso? Un cuerpo frágil, lleno de vida, de esperanza y de sonrisas nuevas, un pequeño tesoro al que le arrebatan la vida sin ninguna justificación, porque no hay nada que justifique la muerte o el daño hacía una persona, no hay justificación para golpear o estrangular a un niño tan pequeño.
Y yo me pregunto, ¿qué clase de persona hace eso? Sólo puede tratarse de alguien sin corazón, sin sentimientos, alguien sin pena, ni dolor; alguien a quien la vida de los demás no le importa. Que pena, que pena que exista gente así, capaz de cualquier cosa por su propio bien, o quien sabe por qué, que tristeza que existan personas capaces de destrozar así una familia entera, de quitarle una parte de ellos a sus padres.







Comentarios

  1. ¡Buenas Marta! La noticia de Gabriel creo que nos ha marcado a todos...yo tampoco entiendo cómo una persona le puede hacer eso a un niño de tan solo 8 años. Le ha arrebatado toda su vida y a saber por qué, qué se le pudo pasar por la cabeza para hacer semejante locura. Ha demostrado ser la actriz del año, desde la desaparición se mostró colaborativa y dolorida por la pérdida del pequeño. Me pregunto lo mismo que tú, ¿cómo ha podido actuar con tanta frialdad? Cada día pasa algo horrible y me hace perder la fe en la humanidad. Solo esperemos que se haga justicia y que poco a poco este tipo de sucesos dejen de ocurrir, porque ninguna persona merece tanto dolor como el que debe estar pasando la familia del pequeño. Qué pena, de verdad.

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    1. !Buenas Irene! Siento haber tardado en contestar a tu mensaje, pero bueno, como dicen por ahí, mejor tarde que nunca. Esta noticia sigue presente en nosotros cada día y sólo espero que esa mujer pague por todo el daño que ha causado, no sólo a la familia del pequeño Gabriel sino también a todas las personas de su pasado, como bien sabemos, es una mujer sin escrúpulos. Gracias por pasarte por aquí!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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